Las tortugas marinas tienen una gran diversidad de hábitats que incluyen, zonas tropicales y subtropicales, manglares, lagunas, marismas, islas de barrera o playas y dunas. Aunque existen excepciones, como la de la tortuga laúd, que sí que puede nadar hacia aguas frías, como las aguas del Ártico o de Alaska.
Las tortugas adultas permanecen en aguas poco profundas y cerca de las costas, aunque a veces entran a mar abierto. Viven pacíficamente con otras criaturas de la fauna marina y algunas se quedan cerca de los arrecifes de coral o de las áreas rocosas.
Las playas son muy importantes para estos reptiles, porque las tortugas hembras utilizan la arena de las mismas para poner sus huevos y depositarlos en nidos. Los estuarios, áreas salobres donde el agua del océano se mezcla con agua dulce de los ríos, manglares o pastos marinos con vegetación alta, también son parte de su hábitat.
Además, el mar contiene un sinfín de vida silvestre y de plantas acuáticas que también sirven de ambiente natural a las tortugas marinas. Como ocurre con los arrecifes de coral, que agregan mucho color y belleza al fondo marino y también proporcionan un hábitat muy agradable a las tortugas marinas y muchos otros organismos marinos.
Sin embargo, el desarrollo costero, las malas prácticas de los humanos, la contaminación del océano o la iluminación artificial, son problemas cada vez más graves para estas tortugas, lo que hace que sus espacios se reduzcan cada día.
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